24-01-2010

2º CONCURSO FOTOGRAFICO UNOCOME/UNOMIRA


Unocome/Unomira se motivó nuevamente y convoca a su segundo concurso fotográfico para todo cibernauta amante de la comida y sano portador de una nunca bien ponderada digital; de las pocket o de las otras. Es que la comida entra por los ojos, la buena, la mala, la que te provoca o esa que aún recuerdas cada vez que la miras. Cualquiera. Las más tentadoras gozarán de suculentos premios.

Cuál es el tema:
La comida y sus circunstancias. Platos, escenas culinarias, restaurantes, su plato favorito, su mejor receta, el gozo que implica comer…

Quienes pueden concursar
Cualquier aficionado a comer y mirar, ambas cosas idealmente.

Dónde enviar las imágenes
caferre@gmail.com

Requisitos
* Requerimiento mínimo: archivo jpg. 72 pixeles/pulgada. 500 pixeles de extensión en su ancho y con su nombre respectivo (si no lo tiene, debe explicitar "sin título").
* Nombre del autor o seudónimo y su correo electrónico.
* Máximo 2 (dos) imágenes por participante.

Importante
* No se lucrará con las imágenes enviadas.

Ultima fecha de entrega
12 de marzo de 2010




21-01-2010

COMENTARIO RESTAURANTE. Le Fournil Bistrot: afinando la nota

Una estética agradable, cocina francesa definida y varios plus –musicales por ejemplo- lo hacen un sitio interesante en Patio Bellavista. Subiendo el tono de su ideario culinario, tanto mejor.

Tiene sus buenos momentos sentarse en las mesas del más reciente de los Le Fournil. La promesa de una comida francesa tradicional y sabrosa, servida sin demasiados aspavientos, no deja de llamar la atención en medio del complejo de restaurantes más potente y exitoso del centro de la ciudad. El lugar luce acogedor, tanto en sus terrazas como en un interior inspirado en el arquetipo de bistró parisino. Si junto a lo anterior se agrega un compacto y pujante club de jazz en el subterráneo, con buenos tragos y melómanos ávidos de música en vivo el combo está servido: comida, tragos y sonido en serio, en un sitio donde se debe ser vistoso para asomar la nariz en medio de una nutrida oferta de comedores. Pero también es cierto que la ampliación de Patio Bellavista sigue siendo un espacio nuevo, lleno de sucursales de conocidos bares y ‘marcas’ culinarias exitosas en otros barrios. Es decir, posee ese aire de sucedáneo que solo el tiempo logrará disipar; una sensación que alcanza a este lugar donde mientras lucen varias joyitas de buen gusto, los bemoles aparecen donde no tendrían por qué.

Ocho tipos de sandwches gourmet, siete ensaladas y una breve lista de quiches y omelettes, sopas de cebolla, terrinas, rilletes y ratatouilles; desayunos. Una lista larga para abarcar todo el día, donde por cierto existen caballitos de batallas explícitamente ofrecidos como especialidad como el Entrecote a la Francesa con Gratin de Papas y Mantequilla Derretida ($ 7.900). Un lomo vetado suculento y a punto, con una guarnición bien preparada pero fría. Mucho mejor, al menos más parejo en gusto y preparación, el Blanquette de Conejo a la Mostaza y Zanahorias Glaseadas ($ 6.900) la firme carne blanca con una cremosa y expresiva sazón a la mostaza de Dijon.

Por ahí transitaron las cosas: tras un par de opciones agradables, llegaba otra no tanto. Un fresco Bellini ($ 2.500), balanceado en su toque frutal con el espumante, lo hicieron aperitivo refrescante. No así el dulce-medicinal Mojito ($ 3.100) que quedó en la mesa toda la noche. Una Creme Brulée a la Vainilla ($ 2.900) de grata suavidad y dulzor, no pudo contrarrestar el sabor inicial de la Tabla Fromagere ($ 4.950) de quesos nacionales, muy bajo en sabor. Es raro, pero al mismo valor ofrecen una opción francesa ¿Por qué no dejar esa nada más? Se harían un favor. Un plato en baja, como sus panes de nueces y pasas –uno de los activos importantes de la marca- frío y nada crujiente, aunque en otras mesas las tablas de charcutería lucían bastante mejor en cantidad y prestancia ¿Mala suerte? Quizá, pero la regularidad se agradece en un local que por propuesta y trayectoria, sabe rendir más.

Dirección: Constitución 30, local 102, Patio Bellavista, Providencia.
Teléfono: 248 9699
Horario: do. a mi. De 08.00 a 00.00. ju. a sá. de 08.00 a 02.00 horas.
Consumo promedio: $ 12.000
Calificación: 5

COMENTARIO RESTAURANTE. Las Brisas de Santo Domingo: los placeres de la vieja guardia

¿Vale la pena viajar kilómetros a la costa, sorteando controles de identidad, para sentarse a una mesa de matices chilenos marinos clásicos? En un club de golf con vista al mar, quizá.

Un refugio de la tradición. Proponer lo contrario en un comedor como el de Las Brisas –y en realidad, en la gran mayoría de estos lugares en Chile- parece contraproducente. Lo moderno está en El Golf o en Nueva Costanera. Allá, donde todo está pensado para ser el amparo de una retaguardia pudiente, no interesan los trucos nuevos, quizá porque vienen arrancando de aquello. Sucede que en el fondo, los visitantes al complejo no van por comida como primera opción. Llegan por el aire marino, o para disfrutar de una vida suburbana resguardada al detalle, donde pueden perderse por horas y horas entre el césped de su extensa cancha de golf. Luego, en tercer plano acaso, se dejan caer hacia una propuesta gastronómica diseñada ante todo, para recordar las raíces.

Lo típico bien hecho se agradece y para eso levantaron a la concesionaria de la competencia –Club Rocas de Santo Domingo-, para que su mano pesara en la carta. Así las cosas, vale la pena el viaje si aparece una cantidad de Locos Apanados ($ 6.980) de blanda consistencia y una fritura impecable que resalta el sabor de un marisco que ahí, servido con una salsa tártara como manda la regla, es un lujo. Si los hay –están fuera de carta-, seguramente recomendarán Erizos y es buena idea aceptar el consejo. Aparecieron perfectos en frescura y poderosa untuosidad.

La lista prosigue y larga. Cebiches ($ 6.600), Machas Parmesanas o Al Vapor ($ 5.800), Pastel de Jaibas ($ 5.800), la trilogía de paltas –reina, cardenal, york-, Caldillo de Congrio ($ 6.500) y pescados a la plancha. Todo en tamaño respetable, de cuidada preparación pero con un aire de rusticidad propio de un estilo franco, que a ratos se agradece a pasos de la costa. Eso pasó en el Crepe de Mariscos ($ 5.800), relleno de camarones y loco y con la crema justa para no llevarse el gusto a mar. De los pescados, el tostado de la Corvina Grillé ($ 5.800) era el preciso, logrando un agradable contraste de textura con un centro a punto. Ahora, esos deliberados trazos gruesos pueden ser contraproducentes en otras áreas, como en el grosor excesivo en la masa de la Ponderación ($ 1.980), aceitosa, que se salvó sólo al rico helado de pistacho hecho en casa. Por otro lado, lo antiguo no tiene por qué extenderse a detalles como aceites de oliva sin tapar, a expensas de la oxidación.

Tanto atractivo tiene su costo. Primero, 20 minutos desde San Antonio en auto y para quien no es socio del club, asumir un ritual de control de acceso incómodo (podrían descontarlo en la cuenta final, a modo de compensación). Pero se tiende a olvidar conforme aparece pasan el rato, se aprecia el paisaje en verde mar y se suceden platos, en suma, con altura de miras.

Dirección: Condominio Las Brisas de Santo Domingo , Santo Domingo
Teléfono: (35) 42 0042
Horario: Lunes a domingo, almuerzo y cena
Consumo Promedio: $ 18.000

05-01-2010

COMENTARIO CERVECERO. Kuntsmann Weissbier (trigo)


La voz del pueblo llegó a los oídos de Armin Kuntsmann, quien sacó al mercado una interesante novedad para la temporada de verano: cerveza de trigo. Más allá de la calidad o no del producto (no se preocupen, se deja beber y bastante bien como podrán leer más adelante), lo importante es la introducción de un estilo poco replicado en Chile y con harto potencial para seguir creciendo.


Más allá de este comentario, la gran noticia es que se sigue abriendo el espectro de variedades cerveceras nacionales. La curiosidad de los consumidores crece y crece. Es cosas de haber visto la avidez del público por conocer, en muestras como la del Oktoberfest de Malloco, o el surgimiento eventos nuevos como el que se realizará en pocos días más en Alhué o en el Parque Padre Hurtado, para tener en cuenta a una masa crítica de gente que busca y busca calidad y diversidad en una misma botella.

La voz del pueblo llegó a los oídos de Armin Kuntsmann, quien sacó al mercado una interesante novedad para la temporada de verano: cerveza de trigo. O más bien, una mezcla entre el grano base del pan y la clásica cebada chelera, práctica habitual en todo caso a nivel internacional. La producían desde hace un tiempo en el restaurante valdiviano de la empresa (la probé hace unos meses en ese comedor, donde echan a rodar sus últimas innovaciones como una suerte de tester) Y todo indica que llegaron a la fórmula ideal para masificarla.

Qué hay dentro de la botella: una turbidez evidente y color caramelo vivo (a diferencia de las chelas de trigo del mercado y de la que me tomé en su oportunidad). Espuma marcada y en tono crema caramelo y notas ácidas ligadas a la manzana en nariz. A la boca cuerpo medio, espumosa pero tampoco tanto comparadas a otras de su especia, más un toque ácido apreciable y justo, tanto como su amable amargor. Suave aunque se cae en la persistencia, se va rapidito del paladar.

Livianita de sangre. Para quien gusta de la cerveza triguera o la tiene entre sus habitués, esas características no serán una novedad. Incluso la podrán encontrar fomecita. Pero bien vale como introducción al estilo en Chile, donde sabores exagerados como las de este estilo no pegan demasiado. Lo que importa, en esta vuelta, es implantar diversidad para luego recoger los frutos de la calidad.

Precio: 1.250
Dónde conseguirla: bares, supermercados, botillerías

Mi libro

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Valparaíso a la Mesa, reúne las 47 mejores opciones para comer en toda la ciudad con más personalidad de Chile. Disponible en librerías de Santiago y V Región.

Asado de tira

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Asesino ¿No?