Tiene la estética de un chiringuito de playa en medio del ajetreo de calle Manuel Montt. Un remanso de tranquilidad, con espacios holgados y sencillos, iluminación estratégicamente ubicada, lienzos de colores y tapices alusivos al oriente. Además, la piscina del fondo del patio, crea la escena perfecta para un sitio informal e ideal para pasar una tarde-noche veraniega. Pero una cosa es el relajo y la otra es la desidia: demoras excesivas, garzonas amables y tan inocentonas que recitan el mantra de la ‘marcha blanca’ para justificar todas y cada una de las cosas que le faltan a este lugar a la hora de comer. Una cocina deficiente corona el paso por este lugar. Un consejo: piensen dos veces antes de entrar allí, a menos que se les aseguren firmado ante notario, que aprendieron de restauración.
Plato destacado: nada
Dirección: Manuel Montt 231, Providencia
Teléfono: 2641957
1 comentario:
puchas, no haber leido esto antes. Mi hermana ya fue y se intoxicó!!!
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