Ox se las trae desde hace rato -más menos, desde que comenzó- porque claramente se trata de un escaparate para que el lujo carnicero, sin eufemismos, sin culpas, se muestre desaforadamente para gozo de cualquiera que tenga por ejemplo un gran-gran negocio que cerrar o desee darse un lujo versión AB (ni siquiera el carareado ABC1), satisfaciendo además, una necesidad de testosterona gastronómica que en ese lugar se huele. Es que suele pasar: por ser un espacio dedicado a las carnes rojas, el sexo femenino le hace el quite (Aclaración: el sexo femenino del Chile del quintil más rico) y prefiere por lo general darse vueltas por otros espacios donde la variedad es más evidente. Con esto no se dice que Ox no sea diverso, cosa que se puede corroborar mirando más abajo, sino que tiene como leit motiv la glorificación de la parrilla fina. Y el gusto por las parrillas (hablando de todos los quintiles nacionales), es cosa más de hombres. El caso es que el trabajo gastronómico en Ox se hace de maravillas, ofreciendo además una carta de vinos acorde a sus credenciales cárnicas, más un servicio que debe estar dentro de los top 10 del país, en precisión y amabilidad. Quizá los gringos de NYTimes que dijeron que Santiago era el sitio Nº1 para visitar en el momento, se dieron una vuelta por estas mesas.
Dirección: Nueva Costanera 3690, Vitacura.
Teléfono: 799 0260
Nota: a este lugar se asistió invitado por los dueños.
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Lollypops de Res ($ 5.900). Carne de wagyú picada rellena de queso y algunas otras menudencias, que entrega un gusto a carne suave, siempre presente, con un relleno que además de untuoso y rico, es un complemento que no gana más del protagonismo que debe. Además, para el contexto del lugar, a un precio bastante razonable. Así, a cualquiera le gusta el lolly. |
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Otro top, Risotto de albóndigas, pomodoro y porcini ($ 11.900). Al sabor intenso de un arroz denso en almidón y granos al dente, se agregan albóndigas consistentes y atomatadas, que arman una tremenda sociedad en el plato. Para cuchareos golosos. |
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Los camarones más grandes que existen en este momento en el mercado nacional son los Tiger, que en este lugar se fríen al estilo tempura y luego se ofrecen en ese copón con salsas para untar. La choreza de conseguir la textura clásica del camarón, pero amplificado gracias al porte, es lo que más llama la atención. Esta vez, el tamaño sí importa. Vale $ 12.900. |
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Con ustedes, el que debe ser el corte de carne más caro de Chile: el Porter House. 600 gramos de lomo de vacuno y filete raza Angus -separados apenas por el hueso en forma de T-, madurado casi a cero grados centígrados durante semanas para que ofrezca por un lado, poca resistencia, y del otro un sabor más pronunciado. Lo interesante de la preparación es que el parrillero debe tener en cuenta que ambos cortes tienen puntos de cocción diferentes. Entonces, para prepararlos se requiere un maestro con experiencia para dejar ambas partes a punto. Quizá sea por eso que esta pieza de colección alcanza los $ 31.900. A juntar plata.
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