27-09-2008

CRITICA DE RESTAURANTE. Cebichería La Mar: Perú en alta definción


En poco menos de un mes, la frescura y fina sazón de este esperado restaurante, ya deja una pequeña huella de rutilancia gastronómica en Nueva Costanera.


Prohibido ir La Mar buscando intimidad. Es perder el tiempo. Se va a la luz, al ruido de conversaciones regadas con Piscos Sour ($ 3.500 el chico) ultra aromáticos y de sabores filsosos; hechos para mirar a la cara la juerga culinaria que propone el superhéroe del Rímac, Gastón Acurio y su lugarteniente en Santiago, Alexander Dioses. Sazónese todo con salsa sonando a rabiar y el incesante movimiento de garzones tan eficaces como buenos para la talla. Hay ambiente. Para ir de a uno (a curiosear) o de dos (a impresionar), mejor sus barras, que están de cara a cocteleros y cebicheros, o frente al gran escenario de mesas oscuras y vivos calipsos resplandeciendo sin fin. No hay duda: se trata de la esquina gastronómica más rutilante del momento.

Toda esa escena se sustenta por una cocina donde la cocina fría es el emblema, mezclando creaciones de la casa más algunos viejos buenos conocidos del recetario norteño, pero de otra clase. Como si viéramos el mismo programa de TV de siempre, pero en formato digital. La
Degustación de Cebiches ($ 11.800) lo comprobó: cuatro diferentes versiones, que van desde el clásico hecho con corvina al fusionado nikkei de atún, con leche de tigre a la soya y tamarindo. Todos con grandes dados de carne fresca, aderezados a la minuta y donde el pescado siempre es el rey de la fiesta. Notable. Desde el cuarto caliente, la firme terneza de los Anticuchos de Pulpo ($ 7.400) cuyo espectacular sabor a parrilla y suave chimichurri, doblan la apuesta en la zona caliente de la carta.

En Cebiciería La Mar hay dos clases de platos, los buenos y los que son tema de conversación hoy, mañana y pasado. En esa segunda lista y fuera de los nombrados antes, agréguese la Degustación de Cremas Volteadas ($ 3.900), con la de lúcuma como emblema y unos Picarones
(cortesía de la casa), suaves como vou la vent pero impecablemente fritos y con una dulce cadencia a la peruana. De los otros, Roll La Mar ($ 5.800) sin demasiado glamour comparado con la chispa del resto y un Arroz Fashion ($ 9.800), en realidad un risotto al dente y trozos
de albacora salteado que llegó algo frío. Platos algo más atras dentro de una propuesta que de todos modos brilla, en forma, fondo y lo mejor, con cuerda para rato.

Dirección Nueva Costanera 3922
Teléfono: 2067839
Horario: Lu. a sá. de 12.30 a 16.00 y de 20.00 a 00.00. Do. de 12.30 a
16.00 horas
Consumo promedio: $ 25.000
Calificación: 6,5

12-09-2008

¿Cómo es eso de que las mejores empanadas de Santiago están sólo en el Barrio Alto?


Desde 2004 a la fecha, el Círulo de Cronistas Gastronómicos realiza por estas fechas y mediante cata a ciegas, elige las mejores empanaderías de Santiago. El diario El Mercurio, a través de su revista Wikén, ha hecho lo mismo desde mucho antes bajo iguales criterios. Más allá de la sana y necesaria subjetividad del asunto, y respetando la votación de gente acostumbrada a comer variada y razonadamente, todas estas evaluaciones incluyen -por abrumadora mayoría- sitios del barrio alto santiaguino. Aquello mueve a hacerse una pregunta clave ¿Y EL RESTO, QUÉ?

Los seleccionados de los cronistas fueron (en paréntesis el precio por unidad)

1. Rosalía (5,75), Pastor Fernández 15.521, Lo Barnechea ($950)
2. Tomás Moro (5,72), Av. IV Centenario 1072, Las Condes ($800)
3. Las Hermanas (5,70), Río Tajo 8361, Las Condes ($1.000)
4. San Camilo (5,68), Av. Padre Hurtado 1321, Vitacura ($780)
5. Lo Saldes, de pino normal (5,56), Av. Vitacura 3379, Vitacura ($990)
6. La Punta (5,37), Los Abedules 3016, Vitacura ($1.050)
7. Budian (5,35), Las Hualtatas 5194, Vitacura ($1.000)
8. Laura R (5,28), Av. Vitacura 3414, Vitacura ($1.000)
9. La Méndez (5,16), Av. Las Condes 9571, Las Condes ($700)
10. Tinita (5,07), Santa Beatriz 55, local 7, Providencia ($950)
11. Líder de La Dehesa (5,04), El Rodeo 12.850, Lo Barnechea ($689)
12. D’Gustar (5,04), José Alcalde Délano 10660, local 21, Lo Barnechea ($920)

Y las de Wikén
1. Tomás Moro. Av. IV Centenario 1072, Las Condes ($800)
2. Jumbo Bilbao. Bilbao 4144, Providencia ($ 799)
3. Las Rosas Chicas. Luis Pasteur 6577, Vitacura ($ 930)
4. Ña Matea. Purísima 171, Recoleta (850)
5. La Punta. Los Abedules 3016, Vitacura ($ 1.050)
6. Líder (todos sus supermercados) ($ 689)
7. Doña Rosalía. Pastor Fernández 15521, Lo Barnechea ($ 950)
8. Las Hermanas. Río Tajo 8361, Las Condes ($ 1.000)
9. Tinita. Mercado de Providencia Loc. 1 ($ 950)
10. Ambassador. Tobalaba 975, Providencia ($ 945)
11. Los Pimientos. Tobalaba 2053, Providencia ($ 730)
12. Castaño. Providencia 1401, Providencia ($ 790)

UNO. No dudo de la calidad de las alternativas seleccionadas. La Tinita está dentro de mi disco duro y las de La Punta, Rosalía, Lo Saldes o Laura R, algunas de las que he probado recientemente, merecen estar en cualquier otro ranking.

DOS. Fuentes del Círculo (pertenecí a la asociación y fui el productor y catador, junto a César Fredes y Daniel Greve, de los primeros dos concursos) me aseguraron la participación de empanadas, al menos de Santiago y Recoleta dentro de su cata. Sin embargo, no fue posible saber la proporción, porque hasta hoy estoy esperando la lista original que me prometieron.

TRES. De acuerdo al comunicado emitido por el círculo, cito textual: "llamó la atención de los miembros del jurado de este quinto concurso el poco cuidado que se está prestando a su condimentación. Abundaron los rellenos desabridos, sosos, sin esos aromas y sabores irresistibles que hacen de una buena empanada chilena una preparación irresistible". Por su parte la nota mercurial decía: "...hay una notoria falta de jugosidad (es decir, olvídese de la "empaná caldúa" de antaño) y de aliños (compensados con sal). Las empanadas vienen ahora más amables con el paladar, pero más tímidas con el estómago."

CUATRO. Mmmm, resultados y afirmaciones que mueven a varias dudas razonables. Partiendo por una geográfica: una preparación de carácter tan masivo ¿Puede ofrecer excelencia sólo en un sector específico de la capital? ¿Será que compraron sólo las que están cerquita de la casa y no se aventuraron a buscar más allá de la frontera de sus propios barrios? Al menos El Mercurio, haciendo gala de su sempiterno conservadurismo, reconoce que "se seleccionaron 15 empanadas capitalinas, escogidas de entre aquellas que obtuvieron los mejores puntajes en la cata Wikén y en el concurso del Círculo de Cronistas Gastronómicos del año pasado". Reporteo cero. Más claro, echarle agua.

CINCO. La queja de los jurados va por el lado de la falta de sabor, de enjundia y sazones típicas. Pero mirando detenidamente su selección ¿Habrán elegido correctamente los lugares para evaluar, tomando en cuenta el marcado sesgo geográfico que ofrecen? ¿Si hubieran ampliado el abanico de opciones -digamos, al resto de la ciudad- habrían encontrado aquello que buscaban?

SEIS. Por último, no lanzo polémica sin ofrecer un punto de vista. Fui el encargado de elegir las alternativas aparecidas en la sección 'Picadas' del Nº3 de WAIN (www.wain.cl). Ahí, efectivamente, existen notables representantes hechos en el sector alto de la capital. Sin embargo, quisimos ir más allá y destacar (no nos interesaba poner puntaje en algo tan subjetivo) sitios donde hay recetas excelentes, fuera del tradicional circuito donde cronistas y periodistas gastronómicos nos movemos (léase, Vitacura, Las Condes, Providencia y Lo Barnechea). Y sí  hallamos enjundia y sazón con color chilena.

Selección WAIN (el orden es casual)
Ña Matea. Purísima 171, Recoleta (850)
Ambassador. Tobalaba 975, Providencia ($ 945)
Tinita. Mercado de Providencia Loc. 1 ($ 950)
Gilberto Monti. Manuel Montt 2112 ($ 1.200)
La Picaá. Apoquindo 7744, Las Condes ($ 750)
La Temucana. Departamental s/n, parcela 14 Peñalolén ($ 750)
Aquelarre. Campanario 3215, Recoleta ($ 650)
Don Benito. Camino Lonquén Paradero 16 y 1/2, Calera de Tango ($ 790)

SIETE. En este tipo de platos populares, el buen gusto está donde menos lo esperamos. Ojalá que los especialistas se preocupen del resto de la ciudad, al menos en preparaciones de esta índole. Mientras tanto ¿ALGUIEN QUIERE DEJAR ACÁ ANOTADA SU EMPANADERIA REGALONA?



09-09-2008

¿Hagamos un asado? Pone 10 lucas y te paro uno pa' cuatro


Hace unos años hice el experimento: parrilleo para cuatro, tomado y comido por la módica de $ 10.000. Ahora que la inflación acogota, extremando la billetera se hizo el respectivo ajuste para llegar a la meta ¿Cómo hacerla? Lean a continuación.

Aquella vez fui a un Montserrat de Peñalolén y con un solo billete conseguí lo suficiente para darle en el gusto a mis tres acompañantes de la ocasión. Ahora repetí el ejercicio, buscando conocer si la subida de precios había agujereado tanto el presupuesto, como para no poder parar un asado para esa misma cantidad de gente con dignidad.

Así las cosas, con 10 lucas pude comprar

  • 1 saquito de carbón de 2,5 kg. marca Kontiki ($ 1.490 en Jumbo)
  • 1 kg. de Asado Carnicero o Sobrecostilla, cortes aptos para el parrilleo pero bien vigilados para que no queden suela ($ 4.500 en Dicarco: www.dicarco.cl)*
  • 6 chorizos parrilleros marca San Jorge ($ 799 en Jumbo)**
  • 1/2 kilo de marraquetas ($ 450 en Unimarc)***
  • 1 pack de cuatro cervezas marca Antillanca ($ 1.269 en Jumbo)
  • 1 botella de vino Cabernet Sauvignon Santa Carolina Tres Estrellas ($ 1.499)

Total: $ 10.007

Existen otras variantes que pueden abaratar aún más de este combo parrillero o variar el menú: a) si tienen parrilla eléctrica o a gas, olvídense del carbón y piensen por ejemplo en su kilo de papas, un atado de cilantro y un sobre de mayonesa para alguna potencial ensalada. b)Hay vinos más baratos, de menos de luca y parte de la extensa familia de los cartoné. Pero esto es un blog gastronómico al fin y al cabo, nobleza obliga.

Por último, en la vez anterior, por esa misma plata me alcanzó para un cortecito de costillar de chancho y una porción de corazón de vacuno, que viene a ser la entraña de los pobres, básicamente por su sabor a interiores. Ahí se notó el alza del costo de la vida. De hacerlo ahora, sería de unas13 lucas el desembolso.

* La carne al desprenderse de agua (entre otros elementos) durante la cocción pierde peso. Calculo que la porción sería de poco más de 200 grs. por persona ¿Poco? Para un adulto hombre sí. Alternativa: picotear de la parrilla misma, gran ceremonia sobre todo si se trata de asado express. 
** No son de las mejores. Hay un pack de chorizo parrillero La Crianza a luca y garantizo que es superior. Las de pavo salvan bastante (la gracia de este tipo de embutido está el aliño, no tanto la carne).
*** En Valparaíso, pan batido; en Concepción, pan francés.


08-09-2008

¿Sí? Comer menos carne reduciría las emisiones causantes del Efecto Invernadero


Presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) y vegetariano declarado, recomendó que la gente debería empezar dejar de comer carne, paraposteriormente recortar más el consumo. Con eso se reducirían las emisiones de gases y la destrucción de hábitats naturales por la cría de ganado ¿Alguna opinión al respecto?

Juan Pablo Meneses es el autor de La Vida de Una Vaca. Ahí relata su experiencia como ‘ganadero’, criando en la mismísima Argentina una vaca durante tres años, para luego venderla para que terminara servida como bife. Allí, en medio de las necesarias explicaciones respecto al por qué se trata de un artículo primera necesidad del otro lado de la cordillera, se detiene en un pequeño detalle: compara a los vacunos como pequeños motores que comen pasto para generar carne. No estaba tan alejada su analogía. Un animal -cualquier animal- se comporta básicamente como un motor, consumiendo combustible (pasto o lo que sea) y oxígeno, para generar energía y residuos como el dióxido de carbono, los mismos responsables del ‘efecto invernadero’.

En términos simples y en teoría: mucha ganadería equivale a mucho gas y menos espacio para por ejemplo, criar vegetación con fines agrícolas o recuperar un bosque. Eso, dicho por cualquier vegetariano militante, de esos que suelen ser desagradables pontificadores de las verduras como tabla de salvación para el corrupto mundo alimenticio que vivimos, apenas le importaría a sus pocos (pero convengamos, crecientes) partidarios. Ahora si el que lo dice es Rajenda Pachauri presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) y además Premio Nóbel de la Paz 2007, la cosa llama la atención de muchos. Digamos, a una escala global.

Proviene del país con más vacas en todo el mundo, precisamente porque no se las comen, pero su postura no deja de ser interesante. Le aseguró al diario inglés The Observer que, un cambio en la dieta sería muy importante en la lucha contra el cambio climático, porque con la reducción del consumo de carne se reduciría a su vez las emisiones de gases de efecto invernadero y problemas ambientales como la destrucción de hábitats naturales por la cría de ganado.

Asegura que la masa ganadera mundial incluso emite más gases invernadero que los autos que circulan por el planeta. Dato no menor pensando en quien lo indica. Al respecto, Sólo unas cuantas preguntas ¿No será mejor llegar a la pega a pie, en Metro o darle una chance al Transantiago con tal de gozar de un asadito? ¿Quizá sea más razonable apagar las luces del dormitorio que dejar de comer un Barros Luco? ¿Si dejamos de comer pechugas de los chilenazos pollos-pescado seríamos humanos más concientes? ¿Qué pensarán de esta idea en Argentina, que tiene una vaca por cada uno de sus 40 millones de habitantes y cuya cultura gira en torno a las vacas? Si se les ocurren otras interrogantes por el estilo, pasen por acá. Mientras, iré por algún churrasco. Caminando, por siaca.

05-09-2008

CRITICA DE RESTAURANTE. Tataku Vave: absolutamente Pascua

Las sutiles y atinadas pinceladas de su cocina, elevan una propuesta clara: agradar por simpleza, producto fresco e –importante- precios razonables.


Hanga Piko es el sector de descarga para la mercadería llegada a Pascua. Acoge una caleta de pescadores y un ahu (estructura ceremonial) con moai incluido. O sea, sitio estratégico por plácido y de bajo perfil turístico frente a la enorme cantidad de opciones por conocer dentro de la isla. Allí, Tataku Vave se mimetiza a la perfección con el paisaje, por poner frente al visitante naturalismo culinario, nada más. Producto rico, sin mucho maquillaje porque sobraría. Una pequeña analogía de Rapa Nui en clave comida.

Le basta con ser un sitio cómodo, limpio, ordenado; con amplia terraza y alma de picada playera. De esos donde se dejar pasar el tiempo sin ansiedad, cultivando la paciencia mientras llegan los platos. En eso, el servicio ayuda: sabe ser persuasivo a punta de amabilidad frente al impaciente de turno. La carta es pequeña y como en buena parte de Pascua, transita entre cebiches, pescados a la plancha y mariscos al vapor. Pero acá el plus surge en los sutiles y atinados alcances
culinarios que no estropean los ingredientes con pretensiones salseras o sobrecocciones, marcando la diferencia: por ejemplo en un Rape Rape ($ 5.000), crustáceo endémico de sabor similar a la langosta, cocinado al vapor y sutilmente barnizado de mantequilla a la hierba. Sin
exagerar, para contárselo a los nietos. Por otro lado el Piafri ($ 8.000) es un pescado de carne firme, blanca y grasa, preparado a punto y que con un dulce puré de camote, da cuenta del por qué la fama pascuense en el estilo. Otros platos para tener en cuenta: Carpaccio y Cebiche, mitad y mitad ($ 10.000); Cebiche Rapa Nui ($ 6.500), hecho con kana kana o atún o paratoti kana kana, cebolla, tomate, cilantro y limón), Pescado a la Piña o al Mango ($ 8.000), Fideos con Salsa
Marina ($ 6.000) o un menú de almuerzo que por $ 4.500 se transforma en la ganga del sector.

En lugares como ese, con el pescado fresco del día llegando a cada momento, se cae en cuenta que en muchas ocasiones, la deliciosa cocina basada en productos locales, sencillamente no viaja. Hay que ir tras ella. Ojalá tenga pronto más y mejores vinos en su carta donde más resaltan las cervezas. Ojalá mantenga sus precios –por cierto, menores a la mayoría de sus pares isleños- y no rompa el delicado equilibrio ecológico-gastronómico que lo destaca. Así, como está, ante cualquier viaje a la isla pensando en septiembre o más al verano en vacaciones, es dato fijo.

Dirección: Caleta Hanga Piko s/n, Hanga Roa.
Teléfono: (32) 2551544
Horario: Lu. a sá. de 12.00 a 21.00 horas. Enero a marzo, lu. a sá. de
12.00 a 00.00 horas.
Consumo promedio: $ 12.000
Calificación: 6

02-09-2008

Cómo catar agua

Esto apareció en el sitio español Directoalpaladar.com, un excelente colectivo culinario con datos e informaciones bien útiles en lo que respecta al ambiente de la cocina y la gastronomía. Acá, una nota aparecida en marzo de este año, donde entregan datos respecto a lo que ellos indican como importante al valorar el agua que bebemos. Algo en boga por acá desde hace poco más de un año, a nivel de restaurantes de mantel largo, recogiendo una moda que criada al regazo del nunca bien ponderado esnobismo. Mientras no terminemos catando el agua del WC... Más en serio, quizá a alguno le sirva a la hora de una comida gourmet.

Con cada vez más presencia, el agua se está convirtiendo en un valor añadido en muchas cartas de los restaurantes. A su vez cada vez más podemos encontrar concursos, catas de agua. Al igual que el vino, el aceite, el queso, ect. Un catador de agua debe ser capaz de evaluar la calidad del agua de consumo de boca a partir de sus características organolépticas.

Antes de comenzar con una cata de agua hemos de tener conocimiento básicos sobre el ciclo del agua y sobre la relación entre el sabor del agua mineral y el terreno del que surge, ya que el manto vegetal o bosque superior es responsable del gusto y aroma del agua emergente.

Sobre lo primero podemos encontrarnos, agua mineral natural: brota del manantial de forma natural. Ha de mantener sus características minerales y biológicas (color, olor, sabor, turbidez o sedimentación); Agua de manantial: de igual definición que la anterior, pero de menor riqueza mineral; Agua potable: la de cualquier procedencia que ha sido sometida a tratamientos con el fin de garantizar su estabilidad bacteriológica.

En cuanto a lo segundo el agua se clasifica por ser de mineralización débil: hasta 50 mg/L de residuo seco; de mineralización fuerte: más de 1500 mg/L de residuo seco; bicarbonatada: más de 600 mg/L de bicarbonatos; sulfatada: concentración superior a los 200 mg/L de sulfatos; clorurada: más de 200 mg/L de cloruros; cálcica: concentración superior a 150 mg/L de calcio; ferruginosa: valor superior a 1 mg/L de hierro (Fe2+); acídula: contenido en CO2 libre superior a los 250 mg/LM; sódica: concentración en sodio mayor de 20 mg/L.

La cata se desarrollará en una sala con la temperatura entre los 20 y los 22 ºC y la humedad entre el 60 y el 80 %. Se utilizaran unas probetas cónicas, o copas, que permiten una mejor olfacción y degustación. El tiempo de cata es de unos 5 segundos, si bien a temperaturas superiores a los 22 ºC, los componentes aromáticos se perciben ya a partir de los 3 segundos. Las fases de la cata, en definitiva son la fase visual: en la que se aprecia si el agua es transparente o brillante; la fase olfativa: en la que se puede diferenciar entre si es agradable o terrosa; la fase gustativa: en la que se distinguen: alcalina o dura, dulce, ácida o salada, agradable o terrosa. Para las aguas con gas: se valora su finura, la persistencia y lo carbónico.

01-09-2008

CRITICA DE RESTAURANTES - Don Gaviota: la caleta de Santiago Norte

Picada de barrio bien montada, con una buena dosis de producto fresco y preparaciones tradicionales, que hacen patria en esa zona de la ciudad.

De fondo suena Zalo Reyes en vivo; la mejor bienvenida musical para un lugar que puntúa como el paradigma de la picada. Una de barrio, bien montada por impecable y adornada; además de orientada a los productos de mar en un sector donde pocos podrían esperarse otra cosa que no fuera una shopería, un carro de completos o un restaurante chino. En cierta medida, Don Gaviota hace patria en Santiago Norte, con productos destacables por su calidad, precios a prueba de tacaños y con una cocina de raíz caletera. Folclore comestible con un buen atado de virtudes y otros tantos puntos por pulir.

Dentro de la sencillez de su oferta hay puntos sublimes. Si hay Erizos ($ 3.990), se piden a ojos cerrados. Son de Tongoy, de lenguas frescas, gorditas, cremosas y en buena porción. Las sirven con tostadas hechas al momento, gran detalle. Si la recomendación de la casa dice Locos ($ 4.490), quiere decir tres grandotes y cocidos con la consistencia justa. Ahí lo malo es que vienen con mayonesa envasada. Tarea para la casa: o la preparan ahí o simplemente solas saben mejor.

Las Machas a la Parmesana ($ 3.990) llegan en lebrillo de greda y abundan en medio del queso. Aprobadas. Su Pastel de Jaiba ($ 3.990) resalta por su sazón más que por la cantidad de carne en la porción. Mientras, en el área pescados, la Albacora a la Mantequilla ($ 3.990) en vez de presentarse en dos delgados cortes, pudo haber sido uno y grueso, para lograr que fuera más jugoso y para resaltar una carne de gusto elegante, sólo cuando está a punto. En postres la generosidad resalta en una gran Leche Asada ($ 1.250).

El ambiente es familiar, el servicio preocupado de atender bien a la visita –sobre todo al cliente primerizo- con amabilidad casera. Un ambiente de estampa criolla con un punto bajo: los vinos. Necesitan ir a la UTI por su peligrosamente elemental selección de botellas, algunas francamente oxidadas. A modo de recomendación: algún Sauvignon Blanc del año o un Chardonnay con un par de temporadas en el cuerpo a lo sumo, le sacarían lustre a esta picada que en este septiembre que comienza, también es comida criolla de la buena.

Dirección: El Roble 1190, Recoleta.
Teléfono: 6211838
Horario: Mi. a sá. de 13.00 a 23.00. Do. a ma. de 13.00 a 17.00 horas
Consumo promedio: $ 8.000
Calificación: 5,5

Mi libro

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Asado de tira

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