25-05-2009

COMENTARIO RESTAURANTE. Fábula: una grata fantasía americana

Un cocinero que sabe lo que hace: un recorrido por los cálidos y gustosos sabores tropicales, que en su debutante carta otoñal los muestra con códigos propios.

En sus años de existencia, Fábula ha sabido distinguirse como un lugar que conoce bien eso de sacarse partido. Y por varias razones. Partiendo por su estratégica ubicación, en una esquina donde se sigue gozando de una tranquilidad de barrio. Después, por un interiorismo que derrocha elegancia y sobriedad, cuya claridad es el atributo mayor, sin perder su aura de intimidad. Pero en esencia, luce por contar con un cocinero-jefe-dueño (Carlos García) que lleva su sello a la mesa, gracias a una buena cantidad de guiños tropicales que suman y suman, a la hora de considerar su restaurante como sitio distintivo, especial. Su nueva carta -que de tan reciente tuvo sus buenos bajones-, mantiene esa sana independencia del outsider sabrosón que sabe lo que tiene entre manos.

Lo único reconocible de su anterior propuesta estuvo en un Manzana Sour ($ 3.200) balanceado a la perfección en acidez y gusto frutal. El resto, puras novedades dignas de considerar, por ejemplo, si se trata de una cena para dos con ánimo de sorprender. O al menos llamar la atención por estas latitudes, como el caso de la Arepas con Gallina Deshilachada ($ 5.000) donde el quid no está en la resistente textura de la carne del ave, sino en un sabor intenso, matizado por paltas y trozos de la tradicional tortilla de maíz consumida en medio Sudamérica. Luego parte más al norte, con una delicada versión del Gumbo ($ 5.200) gringo que como entrante no convence tanto –su tamaño-, pero como fondo, gracias a su concentrado caldo de mariscos, tendría mucho mejor suerte.

La renovada sección de fondos guardaba sus sorpresas. Por el lado de la carne, ya en una visita anterior resaltó el manejo del osobuco; en esta oportunidad el braseado al café ($ 9.200) le aportó un tostado refinado realmente distintivo y sabroso para el aficionado a la intensidad. Por otro lado, se nota que no hay prejuicios culinarios; porque extrañamente son pocos los restaurantes santiaguinos que optan por los tan comunes y nobles pejerreyes.Quienes deseen hacerlo, vayan y tomen nota del refinado Dúo ($ 8.700) de este pescado. Primero con un motemei ‘sucio’ de chicharrones de pato y después al vapor envuelto en hoja de plátano, sobre una poderosa base de salsa de maní y plátano verde. Calor y distinción por doquier.

La carta vinera es acotada pero atinada con la comida; el servicio distendido y agradable, lo suficiente para contener la intrigante selección de postres, que vino a ser como un aterrizaje forzoso del resto de la noche; con un Strudel de Pera ($ 4.000) de masa tan compacta que parecía de empanada y tres Panqueques ($ 4.000) de suave masa a la castaña pero fríos y por tanto fomes. Después de aplicarse en ese ítem, tendrán una carta potente y deliciosa, bien pensada para maridar comida con frío y sobre todo, con notable personalidad.

Dirección: Marín 0285, Providencia
Teléfono: 2223016
Horario: lunes a viernes de13.00 a 15.30. Lunes a jueves de 20.00 a 23.00; viernes y sábado hasta las 00.00 horas.
Consumo promedio: $ 20.000
Calificación: 5,5

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