

Sin embargo esos detalles son el preámbulo de una propuesta culinaria sólo sostenida por la engañosa combinación de recetas en cantidades abundantes a precios accesibles. Populismo culinario en su máxima y terrible expresión. Pero vamos por parte: un pisco sour puede costar cerca de luca y ser rico, siempre y cuando se haga con esmero; no una mera batida de pisco por galones, azúcar, algún emulsionante y jugo de limón, que como trago sirvió sólo para destemplar los dientes. Por otro lado los cortes gruesos y extrafríos del Carpaccio de Salmón ya rebajan su sabor y hacen perder prestancia; pero nadando en jugo de limón, minado de alcaparras y de queso de ralladura gruesa y gusto cero, lo que hay es una maqueta. De nuevo, con esos mismos elementos y algo más de humanidad desde la cocina puede saber al menos a amabilidad.
El fuerte son las pastas y la Tripasta (ravioles, sorrentinos y lasañas) que es su plato principal puede describirse sólo por sus texturas: ratos aparece algo de elasticidad en la masa, y después se siente algo de relleno, pero a tientas. De momento un dejo de ahumado en un relleno que debería ser de salmón o ricotta, pero de sabor nada, un páramo. Eso, sin contar que el relleno de la lasaña apareció sólo después de la tercera capa de una masa, que hace ver unas pantrucas como ejemplo de refinamiento ¡Italianos, sacúdanse en su cripta!

Pero en la sala, mínimo 150 personas comiendo ávidos un simulacro de comida peninsular, sin contar la gente en espera. Ahí se cae en cuenta del aguante de la mayoría del público por hacerse de un espacio en este comedor, sin importar que sea uno de los peores restaurantes del estilo en Santiago. La cosa es llegar a lo barato, abundante y que parezca algo rico para comer ¿Ignorancia? ¿Tacañería? ¿Falta de información? ¿Mal gusto? De todo un poco y es ahí donde la gente que trabaja por la difusión de la buena comida -como quien remite- tiene que hacerse el ánimo de redoblar sus esfuerzos por hacer mejor su pega. Tarea para la casa e pos de que cada día existan menos lugares como este, que en gran medida se parece a programas de televisión tipo Morandé con Compañía, de esos que se reconoce su bonanza en términos de cifras comerciales, pero no por eso deja de ser televisión vulgar y un insulto a la inteligencia media. Acá es lo mismo, pero en clave comida.
Lokos por el Mar
Cualquiera de los Eladios
Juan y Medio
El Ancla (bencina incluida)
La Hacienda Gaucha
Ciudad Vieja
Di Simoncelli
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3 comentarios:
Mejor expresado imposible. Vivi la experiencia hace años atrás y fue inolvidable! Me acuerdo perfecto del carpaccio de salmón, horror, con ese queso de cera rallado por el hoyo grande...
este personaje dice que los 150 mil clientes mensuales de la piccola italia no saben comer , que raro es muy notorio que a la piccola la quieren joder parece que en el rubro duele mucho que este restoran despues de todo siga creciendo para mi tu estas pagado por la competencia
veo que mi comentario fue censurado, que pena que esta persona no acepte las críticas, siendo que él hace críticas muy odiosas tratando de tacaños e ignorantes a por lo menos 150 personas que dice que estaban en el restaurant.
Que pena que me aplique censura a mi y no aplique autocensura a esos comentarios desubicados, podría haber mejor hecho un comentario profesional.
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