
Las alternativas han aumentado y por el interés de las personas -dicen los productores- por la casi nula cantidad de sodio y calcio entre otros elementos, que contienen sus aguas, lo que representaría una ventaja respecto a las provenientes de manantiales cordilleranos y fuentes curativas. Aquellas poseen la virtud de restituir minerales que el organismo necesita, pero puede ser un arma de doble filo por ejemplo, para personas que lo acumulan dentro del cuerpo en forma de cálculos (renales, biliares). En todo caso, al menos en el mundo desarrollado, a los productores les sale más barato procesarla que producirla en sus fuentes de origen, incentivo extra para hacerla llegar a público.
Todas las aguas de aquel segmento son altamente filtradas, además de purificadas para salvar de riesgos bacteriológicos. Las hay neutras (Benedictino, Dasani), gasificadas o bien saborizadas (Mont Blanc, en la foto), con esencias frutales y sucralosa, un producto bastante especial, puesto que es un componente centenares de veces más dulce que el azúcar (una cucharadita de la mezcla equivale a tres kilos de la otra) y bastante menos controvertida que otros productos como el aspartamo o la sacarina. El agua de hace un rato, trae buenas nuevas.
Publicado en diario La Tercera. Ampliado para www.unocome.blogspot.com