05-07-2006

Cuatro vinos para compartir

Cuatro catas para cuatro vinos de personalidades y calidades diversas. Desde formatos pop a ejemplares elegantes y acuicados, para beber solos o con la comida que deseen.


ERRÁZURIZ MAX RESERVA SHIRAZ 2004
La impronta de estos vinos es la de la elegancia, la sedosidad en boca y dejar de lado cualquier arresto de agresividad. Como una piedra pulida, este shiraz (le dicen así por cosas del marketing) encaja perfecto en este ideario, gracias a sus aromas equilibrados a tocino y especias como la pimienta blanca. Y en buen volumen. Pero también se aprecian significativos toques de cereza madura y mora, frutas en clave dulce, unido a un dejo vainilloso cortesía de una madera fina e integrada. En boca se nota concentrado y de final ligeramente amargo; con taninos redondos y amigables. Habitualmente los syrah hablar de notas un tanto más salvajes (cuero, tabaco, carne) y este, por elegante y formateado que es, prescinde un poco de esa cualidad. ¿Cuico? Claramente.

J BOUCHON RESERVA ESPECIAL MALBEC 2004
Una concentración envidiable a la vista; un color casi negro que no era mentiroso: es decir, la misma prestancia visual se traspasaba a aromas claros y llenadores a fruta negra como la mora, algunos dejos cárnicos, sumado a notas de grafito. En boca, buen volumen y taninos de carácter pero un tanto domados tras la guarda en botella. Bueno bueno para un asadito de esos con varios cortes (asados de tira, costillares, entraña, lomo y longanizas, todo de una sola vez). Además, aguanta condimentaciones.

J BOUCHON CHICUREO SAUVIGNON BLANC 2006
Puede que hayan sido los nervios del debut, pero a este Sauvignon Blanc recién salido de las cubas de estabilización, se le echó de meno la chispa ácida y mineral que ostenta buena parte de los de su especie. Tampoco tuvo demasiado volumen, aunque sí una expresión vegetal fina y clara. Para beber, pero ahora.

LEYDA GARUMA SAUVIGNON BLANC 2005
Dicen que los Sauvignon Blanc del año pasado son eso: cosa del ayer. Pero darse una vuelta por este vino resume lo mejor del valle de San Antonio, cortesía de la viña que produce con más abundancia para el mercado local. Los aromas cítricos, minerales se halla en buen volumen. Por otro lado, si bien es cierto en boca se aprecia cansado, mantiene la chispa que lo transforma en uno de los pocos candidatos de la temporada pasada, a seguir en la memoria del consumidor promedio.

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Mi libro

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Asado de tira

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