01-08-2008

CRITICA DE RESTAURANTE - Gato Tuerto: más cocina por favor

Su seductor entorno lo transforma en hit estético, pero su cocina requiere mucho más fiato en su ambición cosmopolita, para estar al día dentro de la nueva gastronomía porteña.

Como escenario casi no tiene rivales. Una casa de madera amplísima, elegante e integrada a su entorno: un ejemplo de lo que puede lograrse en Valparaíso con una restauración a conciencia. Arquitectónicamente, Gato Tuerto es un imprescindible; por mucho que haya cedido algo de su imagen tradicional al techar su terraza, que de todas formas ofrece una extraordinaria vista a la ciudad. Hay grandeza, sensación extendida a una carta cuya pretensión es abarcar diversas culturas culinarias, desde recetas tailandesas a italianas, como testimonio del cosmopolita espíritu del puerto. El problema está en que ahí, la ambición de la universalidad rompió el saco.

¿La razón? Una cocina cuyo punto débil no está en la variedad, sino cómo acaban sus recetas. Porque cualquiera se emboba alegremente con la magnífica visual, esperando sin apuros capitalinos el almuerzo o cena. Eso lo sabe el servicio, que encara lo espacioso del lugar y la demanda con paciencia y tino. Sin embargo poco más pueden hacer si las Brochetas de Ostión ($ 5.500) llegan secas, resistentes en textura y finalmente poseen un pálido reflejo de su original sabor marino; eso sumado a un timbal basado en berenjenas al aceto balsámico demasiado dulce como acompañamiento.

De los fondos puede destacarse la generosidad de las porciones. No así que el trozo de pascuense Mahi Mahi al Curry Rojo ($ 4.900) llegara seco al centro y se cubriera con una salsa que por nombre necesita mucha, pero mucha más potencia al paladar. Por otro lado, si los delicados fideos del Phad Thai ($ 6.800 con camarones) llegan rotos por la sobrecocción, es para poner alerta roja.

Hubo aciertos: aunque la Ensalada de Jaiba con Tofu ($ 3.900) llevara poco del crustáceo, resaltaba la delicadeza de su sazón oriental, las verduras al dente, la frescura del tofu y la tibieza del plato. De postre, el Fondant ($ 1.900) era pura corrección y grato final para una carta, que requiere más ojo de lo que sacan al comedor, para ponerse al día frente al imponente entorno que la acoge y a una gastronomía porteña mucho más compleja que antaño.


Dirección: Héctor Calvo 205, Cerro Bellavista, Valparaíso
Teléfono: (32) 2220867 - 2734327
Horario: Ma. a ju. y do., continuado de 13.00 a 23.00 horas. Vi. y sá. de 13.00 a 00.00 horas.
Consumo promedio: $ 12.000
Calificación: 4

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