27-02-2009

COMENTARIO RESTAURANTE. San Marco: de pasta y larga tradición

Tan antiguo como el festival viñamarino, se mantiene en forma mediante varios grandes éxitos de la vieja escuela, servidos con simpatía y garbo. Todo un clásico.

Tras 50 años, hay certeza de que Viña ha entregado una buena cuota de éxitos al acervo pop musical. Pero se sabe poco que San Marco, tan cincuentón y viñamarino como el festival, puede decir lo mismo en clave culinaria gracias a un plato. Uno tan trascendente y legendario como Laisse-moi le Temps, esa canción del ’73 que luego grabara Sinatra: ni más ni menos que las primeras Machas a la Parmesana salieron de esa cocina instalada en avenida San Martín. La buena noticia, es que la porción ($ 7.600) sigue dando gran espectáculo. Impecablemente blandas, con un queso intenso y de leve gratín, más el toque justo de mantequilla, vino blanco y cero crema de por medio. Lo mejor de una noche cruzada por un estilo tan peninsular como clásico. Casi patrimonial.

Porque la vieja escuela aparece en todo momento. Además de ese verdadero mito al plato, súmese un servicio criado a la antigua, hecho a punta de paciencia y oficio, bien informado, paciente y que le alcanza el estilo hasta para bromear con tino. Agréguese calidad en los ingredientes; porque los rarísimos –por difíciles de conseguir, preparar y conservar- Camarones de Orilla ($ 8.600) salteados al oliva y suavemente aderezados al perejil, resultaron simples y elegantes a la vez. Pero la especialidad de este lugar son las pastas, donde la carta se explaya en pasta fresca y seca. Allí, restando ciertas costumbres más emparentadas con anacronismos culinarios, dan completamente en el tono. Su constante es la suavidad y la consistencia al paladar; y no aflojan cuando se les rellena en gran cantidad, como en el caso de los Agnolotti Marinara ($ 8.200), rellena de una abundante mezcla de lenguado y camarones. Además, las masas además salen airosas frente a los excesos de crema que sumieron a los Pappardelle al Salmone ($ 7.800), en un amasijo lechoso que ni la fortaleza del pescado –poco en realidad-, lo pudo rescatar de su anemia de sabor.

No hay duda que la fuerza de la tradición, en una ciudad conservadora en sabores como Viña, es la piedra angular. Pero ese apego a lo conocido a veces juega en contra. Está el tema de la crema, pero tampoco hay vinos por copa y ni los botellines ni las medias botellas poseen cintura suficiente, para contentar a quien desee más variedad de su extensa carta. Por otro lado, hasta una buena foto sería mejor que las aproximaciones plastificadas puestas en el carro de postre –por cierto, muy intensa y contundente resultó la torta de Chocolate ($ 2.200)-, serviría como buena señal de necesario aggiornamiento. Su historia, su buena historia, lo requiere.

Dirección: Av. San Martín 597, Viña del Mar
Teléfono: (32) 2975304
Horario: Lunes a domingo de 12.30 a 16.00 y de 20.00 a 00.00.
Consumo Promedio: $ 20.000
Calificación: 5,5

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