08-04-2009

COMENTARIO RESTAURANTE. Las Vacas Gordas: carne a la segura

A la hora de las parrillas, pocos locales se le igualan en esa mezcla de calidad y precios, más una amabilidad entrenada por su abundante concurrencia. Un clásico económico que sigue cumpliendo, tras una década de trayectoria.

Al menos durante cinco días a la semana, una visita a las Vacas Gordas parte más o menos así: si no hay reserva anticipada, lo mejor es ir a otro lado en caso de que la paciencia sea poca. Es que por lo general, sus dos amplios niveles están de bote a bote, ejercitando al máximo –dicho sea de paso- el músculo de los maestros parrilleros instalados al acceso del local y a la vista del cliente. Su trabajo, frenético a ratos, refrenda una gran verdad culinaria válida a nivel local: la carne es la principal bandera de lucha cuando se trata de salir fuera de casa. O mejor dicho, un corte vale más que mil verduras, axioma que ha preservado este enclave del barrio Brasil durante una década, a prueba de cualquier crisis o sus derivados.

Criaron fama. Con el tiempo, la carta ha ido creciendo a la medida de las exigencias del respetable. Del vacuno puro y duro se abrieron a las pastas y luego a una buena gama de preparaciones a base de pescados y mariscos. Pero en estricto rigor, por precisión y costumbre, el manejo de las parrillas sigue siendo el punto fuerte del local. Es una perogrullada, pero vale la pena repetirlo: es ahí donde se tiene que atacar. Por ejemplo, cuando la carta dice Asado de Tira Premium ($ 6.490), lo que llega son dos cortes de medio espesor, algo así como medio kilo a la mesa y a punto. Eso, obviando la advertencia de cocción demorosa, que muchos locales suelen hacer respecto a ese corte. En todo caso, es día de semana y quizá de viernes a domingo la demora sea proporcional a la demanda de público. Como sea, un plato rico. Mucho.

Sus lomos lisos, veteados, costillares de cerdo y bifes chorizos figuran como grandes estrellas; allí también se lució un Entrecot ($ 5.890) de generoso tamaño, cuyo toque ligeramente ahumado supuso tanto novedad como sabor del bueno. Un ejemplar de primera con un acompañamiento –Espinacas salteadas con tocino ($ 2.990)- con más aceite de oliva del deseado. Ahí es donde comienza a configurarse otra máxima de este tipo de locales: lo que acompaña a la carne no se le iguala en calidad. Aunque en este caso, vendría a ser todo lo que no es cocido tiende a cojear. Porque su Cebiche Mixto ($ 4.990), parte de su extensa (para un lugar de este tipo) carta de pescados y mariscos, no era más que una muy ácida y nada fresca combinación de pescado y algo de cebolla. Algo mejor estuvo el Pil Pil de Pollo y Camarón ($ 4.990), que con un poco más de picor hubiera resaltado más.

La carta de vinos, correcta. Nada que decir en términos de selección y valores. Pero sí deberían redefinir con urgencia algunos de sus bebestibles. El Pisco Sour ($ 990) llegó a la temperatura y velocidad precisa pero muy dulce, mientras que una Sangría en Jerez ($ 3.290)no se trata de una mezcla de Tío Pepe y Granadina melosa en extremo, sino algo más. Suerte que el servicio no estaba en su ‘día D’ de estrés y corrigió con amabilidad cada una de las indicaciones de la mesa, sobre todo la del trago. Suerte que a ese sitio, pese a los bemoles, se puede acudir por una buena selección de platos fuertes donde la carne, como siempre, tiene el rol protagónico. En ese terreno, sigue siendo apuesta segura.

Dirección: Cienfuegos 280, Santiago Centro
Teléfono: 6971066 6733962
Horario: lunes a sábado de 12.30 a 00.30. domingo de 12.30 a 17.30 horas
Consumo promedio: $ 12.000
Calificación: 5,5

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