28-07-2009

COMENTARIO RESTAURANTE. Bar Austral: bello barrio en potencia

Atractivo como pocos lugares del viejo Santiago, con arrestos cosmopolitas y una carta donde lo marino es protagonista, se perfila como un sitio donde, reforzando su cocina, pueden ocurrir cosas muy interesantes.

Está en uno de esos escasos lugares santiaguinos, con la virtud de trasladar a sus visitantes a cualquier parte del mundo. Al menos, a lugares donde existe conciencia respecto a lo bueno que entrega una construcción clásica remozada, en términos de personalidad urbana. En ese sentido y parafaseando a Parra, en Bar Austral (y sus dos locales vecinos), la identidad patrimonial y la onda, unidas, jamás serán vencidas. Esa esquina de Maturana con Catedral, a pasos de la plaza Brasil y del Metro Cumming, ofrece una blanca e impecable unidad visual, reforzada con buenas vitrinas a la calle, techos altos y una vereda que invita –por cierto, en mejores días- a sacar mesas a la calle y tomarle el pulso al barrio.

Por dentro, su interiorismo sugiere tímidamente el mar, algo compensado por agradables recovecos y claroscuros que invitan a la intimidad. Vaya que luce. Su condición de bar se reafirma mediante una extensa lista de tragos -sólo en sours suman 13 variedades-, otra nutrida lista de vinos y 300 etiquetas de cerveza, muchas de ellas heredadas del anterior negocio: la ex cervecería más completa de Santiago. O sea su continuidad bohemia permanece, ahora reforzada por una carta de platos, acotada y costera: con seis tipos de cebiches, otra media docena de entremeses y ocho platos de fondo.

Quizá concordando con sus -aún- leves arrestos marinos, su cocina dio pie para pensar que aún les falta trecho para consolidarse. Sus fortalezas se hermanaron con las entradas: simples, directas, sabrosas. Por estos días ofrecen un festival dedicado al loco y sus cuatro Empanadas Fritas ($ 5.000), de masa consistente y crujiente, bien rellenas de dados blandos del molusco y apenas aderezada de queso, invitan a ir por ellas una y otra vez. Los Ostiones a la Parmesana ($ 7.500), de buen tamaño y un sabor que no se escondió nunca tras el parejo gratinado del queso, cumplieron a sin tacha, aunque un montaje más ordenado le haría honor al entorno. En los fondos, un Pastel de Jaiba ($ 6.500) dio el tono en sabor y consistencia, pero más bien a queso y pan que a crustáceo. O le ponen más jaiba o se cambian a ‘Pastel de Queso’, una de dos. Dentro de la carta especial, los Canelones Rellenos con Locos ($ 6.500), de pasta gruesa, una excesiva cantidad de leche y crema, más un relleno escaso, rebajaron el ímpetu por su cartelera especial (doce platos más dos promociones de menú). A modo de consuelo visual, las mesas vecinas mostraron porciones de Locos a la Orden ($ 7.000) despampanantes. Como para inclinarse por ese lado.

Pero salidas de libreto aparte ¿Por qué ir? Sumando sus virtudes en el área de los bocadillos más simples, su amplia selección cervecera ($ 3.000 las chilenas artesanales y de $ 5.000 a $ 12.000 las importadas); un servicio atinado en esmero y cortesía, más su virtuosa ambientación, Bar Austral cuenta con pasta para pasar una velada agradable, bajo los códigos de un bar de ciudad. Con más pulso en la cocina, tanto mejor.

Dirección: Catedral 2201, esquina Maturana, Santiago Centro
Teléfono: 6715217
Horario: lunes a domingo de 10.30 a 01.00 horas
Consumo promedio: $ 12.000
Calificación: 5

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