25-04-2006

Las aguas están inquietas

Hasta hace pocos años, la única forma de conseguir aguas purificadas no minerales, era acercándose al servicentro más próximo y comprar una botella destilada. La realidad actual dista mucho de aquella escena. Sólo en 2005 el crecimiento del consumo de aguas purificadas y saborizadas de acuerdo a la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes (ANBER), fue de un 26,5% y sigue creciendo.

Las alternativas han aumentado y por el interés de las personas -dicen los productores- por la casi nula cantidad de sodio y calcio entre otros elementos, que contienen sus aguas, lo que representaría una ventaja respecto a las provenientes de manantiales cordilleranos y fuentes curativas. Aquellas poseen la virtud de restituir minerales que el organismo necesita, pero puede ser un arma de doble filo por ejemplo, para personas que lo acumulan dentro del cuerpo en forma de cálculos (renales, biliares). En todo caso, al menos en el mundo desarrollado, a los productores les sale más barato procesarla que producirla en sus fuentes de origen, incentivo extra para hacerla llegar a público.

Todas las aguas de aquel segmento son altamente filtradas, además de purificadas para salvar de riesgos bacteriológicos. Las hay neutras (Benedictino, Dasani), gasificadas o bien saborizadas (Mont Blanc, en la foto), con esencias frutales y sucralosa, un producto bastante especial, puesto que es un componente centenares de veces más dulce que el azúcar (una cucharadita de la mezcla equivale a tres kilos de la otra) y bastante menos controvertida que otros productos como el aspartamo o la sacarina. El agua de hace un rato, trae buenas nuevas.

Publicado en diario La Tercera. Ampliado para www.unocome.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quién fue el imbécil que escribió el comentario anterior? Me pregunto que cresta tiene que ver con el agua mineral...
Bueno...yo simplemente amo el agua mineral, me acostumbré a consumir ese inexpresivo y burbujeante sabor...tan nada y tan todo a la vez...pero de seguro no me creerían si les confieso que también amo el alcohol...en fin, son placeres de la vida que hay que disfrutar! Grande Carlos, me encanta tu blog!

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