21-11-2008

COMENTARIO RESTAURANTE. Oire: apuesta fuerte en Coquimbo

Un hotel cinco estrellas con casino y dinero para gastar, debe tener una cara gourmet potente. Oire, a orillas de la playa en Avenida del Mar, satisface plenamente esa expectativa de lujo culinario.

En una de sus paredes, más de mil botellas de vino a la vista, mantenidas a la temperatura justa de servicio para blancos, tintos y rosé. Hay como no, chilenas y de las mejores, pero también marcas italianas, francesas y australianas dentro de sus 300 variantes. La cava de Oire es una de las más amplias de Chile y el reflejo de una apuesta fuerte, en un lugar donde arriesgarse es -o debería ser- costumbre. Forma parte del complejo Enjoy Coquimbo (Hotel de la Bahía más el casino de la ciudad), un espacio donde la gran obligación es darle sabor al lujo, jugando con una carta fuerte en variantes contemporáneas, algo excéntricas para el público local a decir de sus responsables. La dirige un chef corporativo en las ideas generales (Gionata Nardote) y una lugarteniente (Náyade Jonquera) con autonomía para crear y sorprender.

De entrada queda clara esa premisa, gracias a una Sorpresa del Chef ($ ), que cambia diariamente y donde figuraron camarones de río en masita crocante -algo secos pero ricos- o medalloncitos de atún perfectamente a punto. Vaya y pase. Hay una equilibrada selección de carnes, pastas de la casa y productos del mar. Sobre todo pescados llaman la atención, tanto los de la zona (alerta: la pesca al detalles es cada vez menos abundante en el sector), además de incrustaciones imperdibles a la hora de decir gourmet, como es el caso del Atún de Juan Fernández ($ 9.700) bien a punto, cubierto de una fritura tempura basada en papas baby: crocante y de atinado sabor al tubérculo; todo, matizado con una mezcla intensa de champiñones salteados con mayonesa jengibre y cilantro. La ruta marina la siguió un Congrio Relleno ($ 8.300) de Carpaccio de Pulpo, Tomate Pera y Queso Cabra; todo en perfecto equilibrio en sus sabores. El aporte peninsular llegó de la mano del impecable Risotto ($ 7.100) al dente preciso y lleno de aportes locales (algas, ostiones)

Aseguran que, poco a poco han ido ampliando una clientela en un principio renuente a la renovación y al gasto (un aviso para la IV Región: está mucho más al alcance del bolsillo que su par viñamarino Savinya y la calidad es similar), sumado a un servicio de orientación en vinos, entusiasta y atinada (Conosur Pinot Noir 20 barricas le hizo juego a todo el menú), aunque para lograr un 100% de glamour restaurador, poner todo lo que tienen en el papel con sus respectivas añadas, sería lo óptimo. En postres la moda manda bastante. Ahí aparecen con claridad los visos moleculares (kit de Ferrán Adriá mediante), con gelificaciones de vino blanco y espumas usadas con criterio, como en las Texturas de Manzanas en Masa de Hoja, Algodón en Aire de caramelo y Helado de Vainilla ($ 3.700), pero no se vuelven locos con la tecnología, lo que da espacios para clásicos como el Tortino de Chocolate ($ 3.700), impecable en temperatura, cobertura de masa y centro líquido. Así, parece que 2008 fue el año de la renovación en Coquimbo. Estadio nuevo, casino versión siglo XXI y aire nuevo por medio de una cocina que se anota un pleno en la zona.

Dirección: Peñuelas Norte 56, Coquimbo
Teléfono: (51) 423026
Horario: lunes a domingo de 19.30 a 00.00 horas
Consumo promedio: $ 18.000
Calificación: 6

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