02-05-2008

Park Lane: ojo al detalle

Recuerda a esos viejos clásicos del centro, por su cocina clásica de expresivo corte francés. Apretando pormenores de ambiente y comida, tanto mejor.

Un salón rectangular lleno de claroscuros, tonos pastel, espacioso y madera oscura prolijamente abrillantada. El decorado tipo de un sitio dispuesto a no crear expectativas vanguardistas. Park Lane es conservador, no hay duda, tributando de manera conciente o no a esos viejos tercios santiaguinos que dictaron cátedra gastronómica hace poco más de una década (Carrera, Jockey Club) Lo que se llama un ambiente internacional donde –como no- la gran cocina francesa llena prácticamente todos los espacios de su carta. El problema, como propuesta integral, es que a esos próceres de antaño las cinco estrellas les brotaban en cada detalle. Acá, pareciera que una les está faltando.

Los pormenores dicen mucho cuando se aborda ese estilo con propiedad. En vez de piano bar, karaoke bar. Una mejor 'vestimenta' en cuchillería le penó a las grandes y cómodas mesas, copas más finas para la coctelería y, sobre todo una carta íntegra, nada de páginas maltrechas como en la ocasión. En ese sentido es como un motor al que le hace falta un buen afinamiento en la forma. En líneas generales, eso sí, la cocina funciona y por los cauces de la concentración de sabores, donde el producto sí sabe a su esencia. El Croustade de Champiñones al Chardonnay ($ 4.200) era una intensa junta de hongos gratinadas (con callampas secas muy bien integradas a la mezcla). Lo mismo que los Ostiones a la Nantaise ($ 5.600), una decena con su coral, y una salsa donde la crema suaviza perfectamente la fuerza del marisco.

Ahora en los fondos, nuevamente la lógica de los detalles se repitió, como la baja temperatura de la carne en Pato en su Dúo de Cocción ($ 7.500) o el Lomo de Cordero ($ 9.400), pequeña porción más cocida de lo deseable, acompañada por fortuna de un intenso ratatouille donde resaltaba la potencia del tomate y aportó el frescor que necesitaba el resto de la preparación. Más allá de esos ejemplos, existe una amplia variedad de opciones en aves, pescados y una parrilla a la orden en carnes. Mención aparte para cosas como el potentísimo y recién hecho Parfait de Queso Roquefort ($ 2.800) sabiamente acompañado de lonjas de dulce de membrillo. Una preparación con nervio que sacó parte de lo mejor de este restaurante, uno que requiere un apriete para ser referente de lo clásico que puede encontrarse en Santiago.

Dirección: Av Ricardo Lyon 207
Teléfono: 3724034 y 3724035
Horario: lu. a do. almuerzo y cena
Consumo promedio: $ 20.000
Calificación: 5,5



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