Los cocineros chilenos que trabajaron junto a este par de franceses, quedaron impresionados frente a su capacidad laboral. Para sus adentros pensaban que iban a "dejar ser" a sus dirigidos, que les iban a indicar un par de cosas y al rato partirían a recorrer los cerros de Valparaíso, la casa de Neruda en Isla Negra, o cualquiera de las viñas del valle de Casablanca con una copa en la mano. Se equivocaron y lo agradecen. Laurent Duaudeau y Phillipe Brye, chef y pastelero respectivamente, están afincados en Río de Janeiro desde hace décadas y cuentan con varios reconocimientos en la "Cidade Maravlhosa". Los pocos días que estuvieron en Santiago fueron suficientes para demostrar que su prestigio lo ganaron con trabajo a "ritmo internacional", y no descansaron hasta que concluyeron con aplausos la cena que viña Morandé ofreció para lanzar su Golden Harvest 2007 (Nota de la redacción: vino botritizado -un honguito que concentra sus azúcares de manera natural- y que en la viña se ha producido sólo dos veces en una década). Así, en terreno, le dieron clases a una cuadrilla de cocina que admiró esa pega. Al día siguiente mostraron algunas de sus creaciones ante sus colegas de Casablanca y algunos profesores de escuelas porteñas y viñamarinas. La pequeña reseña que se muestra acá, va a modo de regalito atrasado para los profesionales de la comida en su día. Felicidades.
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Phillipe, hombre de pocas palabras, indicando que una parte de clara de huevo por dos de azúcar, calentadas a 55 para disolver los gránulos y luego toda la mezcla batida a conciencia, es la fórmula ideal para el merengue destinado a los macarrones. |
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Una vez batidas las claras, se le agrega algo de colorante, harina de almendras y una vez integrados, se manguean bajo las formas que uno quiera. La masita debe ser cuasi líquida, delicada hasta decir basta. |
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El resultado, un macarrón etéreo, gourmet 100%. No por nada son cuatro décadas de experiencia en lo mismo. |
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Laurent Suaudeau en acción, transformando en raviol 200 cc de caldo de choros y ostras, agar agar mediante. No le tiene miedo a los viejos-nuevos aditivos gelificantes. Tudo Bem, sobre todo en el resultado final. |
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Profesores del Culinary e Inacap unidos, jamás serán vencidos |
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Cómo no hacer mención a quienes invitaron a la charla, que aprovecharon de mostrar un vino que sale muy de tanto en tanto desde Casablanca y del que vale la pena decir que valdrá $ 10.000 por botellita. Por untuoso al paladar, regusto elegante y complejo dulzor, vale la pena considerarlo. Con un roquefort al lado, una joya. |
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